viernes, 28 de marzo de 2008

Cuando la sobremesa se alarga

El pasado Domingo la sobremesa se alargó bastante rato, algo así como 4 ó 5 horas. Tanto que casi empalmamos con la cena. El causante fue algún inquilino de nosotros que se levantó cantarín y no paraba de dar la murga, así que lo mejor fue normalizar la situación y jugar a una versión del ‘Singer Star’ que dio mucho de sí. Empezó como un entretenimiento pero según pasaban las canciones se convirtió en una lucha encarnizada por conseguir puntos como fuera.

He de reconocer que mi principal virtud no es la de cantar, pero ni mía ni de nadie porque no creo que de aquí salgan estrellas en el mundo de la música. Antes ganaría un gato la enésima edición de OT mientras le degollan. Aunque eso creo que ya ha pasado.

El resultado de esa inolvidable tarde es un fabuloso montaje fabricado por MaryQueen que recomiendo ver.

miércoles, 19 de marzo de 2008

O del puerperio (o posparto)

Ocho días que no escribo,
otros tantos de retraso
sin contar por dónde paso
ni decir lo que no olvido.

El semáforo ha cedido
de apostar todo al fracaso,
el muro no colma el vaso
a pesar de que ha llovido.

Tu mechón no se portaba,
tus guantes no eran de seda,
sin cerveza no hay manera
de volar hacia tu espalda.

En donde la primavera
llega antes que el invierno,
cuando el día se hace eterno
sale el sol, pero nieva.

lunes, 10 de marzo de 2008

Berlín

Llegamos a Berlín sobre las once de la noche y la verdad es que encontramos muy rápido el hostal, pero yo iba con una angustia inmensa tras no recibir el mail de confirmación de reserva y no saber, por lo tanto, si lo había hecho bien. Me veía en la calle a las doce de la noche sin saber dónde ir. Fue llegar al hostal y:

- What’s your name?
- Carlos.
- Noriega?

Fue un alivio tremendo saber que nos acogían. Dormimos como reyes y a la mañana siguiente nos levantamos para turistear. Estaba cayendo una nevada de las que son típicas en Dinamarca pero que todavía no he visto y con el paraguas reversible (porque está hecho una mierda) nos acercamos a la estación de tren. Sí, porque resulta que medio país estaba en huelga de transportes y no funcionaba ni el metro, ni tranvía ni autobuses. Así que tiramos de piernas para recorrer la ruta que nos hizo la prima de Luisa.



A media mañana nos dimos cuenta de que nos habíamos hecho en pocas horas lo que en la ruta ponía en un día. O somos unas máquinas o la habíamos cagado en algo.

No pasamos tanto frío nunca como cuando tuvimos que esperar en la cola para subir a la cúpula del Reichstag 25 minutos a la intemperie. Y justo cuando nos tocaba entrar nos cierran las puertas en nuestras mismas narices. Otros 20 minutos intentando calentarnos como fuera o más bien tratar de engañar al cerebro.

Después del día agotador llegamos al hostal de nuevo con ganas de tumbarnos y cuando abro la puerta de nuestra habitación vemos a una pareja ‘okupándola’. Intenté explicarles en inglés que nos habían dado la misma habitación y me dice el pavo:

- No sé tío.
- ¿Sois españoles?

Ya hablamos con el de recepción para solucionar el tema y nos dijo que nos había cambiado y movido nuestras cosas. Todavía sigo sin entender por qué coño nos tuvo que cambiar de habitación.

Quiero hacer una mención especial a la tienda que nos proporcionó souvenirs (sobre todo a la jefa), la dedicada a los muñecos de los semáforos: Ampelmann Shop. Luisa es la clienta del mes de marzo.


(GRACIAS)

martes, 4 de marzo de 2008

Con la Sirenita de testigo

Cuando ya creía que no iba a aparecer por el aeropuerto y tras unos momentos de angustia se la ve venir por la zona de “cosas que declarar”, tal y como yo no la había dicho.

Después de un fin de semana de absoluto asueto, hoy por fin nos hemos dignado a hacer un poco de turismo, en este caso turismo consumista puro y duro: 40 €urazos en llaveros típicos y típicas galletas. Lloviendo a ratos nos hemos ido a ver la famosa Sirenita (otra vez y van 5) y de ahí ha salido la foto más artística que me he hecho en los últimos 23 años y algo más.

Mañana sonreiremos en Berlín.

sábado, 1 de marzo de 2008

Se me olvidaba

Tras el viaje a Estocolmo solo nos quedaba un par de horas para ver la universidad. Se ventiló rápido el asunto: nos tomamos un café DTU (pagado) y probaron de la comida danesa. Despedida en el aeropuerto y vuelta para casa con un tío al que hice compañía durante un par de horas mientras llegaba su hermana pero que ni siquiera sabe mi nombre.

- Un colega, mi hermana.
- Encantado.

Algún día se lo diré.

Ahora si no os importa me voy a buscar a la Luisa al aeropuerto.