sábado, 28 de junio de 2008

Siempre pasa algo

"Paseas por CPH y sino, te vas a Christiania que siempre pasa algo..."

Hoy bajamos a CPH María, Guille y yo a hacer las últimas compras y quizá a dar nuestro último paseo por la ciudad, a comer nuestro último kebab, nuestro último etcétera... Cada momento de estos hubiera sido normal cualquier día del año pero ahora tiendes a hacer especial cualquier cosa. Me pondré ahora a recoger la habitación y a empezar a hacer la maleta para jugar con los kilos. Sorprendentemente ya tengo hechos todos los papeles, los hice ayer que ni siquiera era el último día y cerré la cuenta del banco. Pensé que entrar en un banco te iba a llevar toda la mañana pero la señora que me atendió fue bastante eficaz: me dió todo el dinero sin cobrarme una comisión por ello, me sacó los movimientos y me cambió casi 50 DKK en monedas de media y cuarto de corona en algo más útil. Parece normal pero en España, el banco ya me hubiera cobrado comisión por pisar la alfombra.

Y al entrar hoy en Christiania nos ha cogido por banda un catalán que lleva viviendo 40 años en CPH y nos ha contado como el gobierno está intentando eliminar esta miniciudad para construir pisos y demás movidas que dan más dinero. Qué nos van a contar a nosotros. Ellos se intentarán resistir a la desaparición del lugar con el apoyo de la población. También nos ha contado que esa gente que yo pensaba que eran peruanos resulta que son esquimales, con perdón, de Groenlandia. Consideran como un insulto si se les llama así, por lo que si veis alguno llamadles groenlandeses mejor.

Y quien sabe si mi último post en "danés"...

miércoles, 25 de junio de 2008

Viggo's Crew

Para la posteridad queda el siguiente video fabricado por la Mary en el que intentamos poner punto y aparte a este capítulo de nuestra vida. La familia Viggo que nos hacemos llamar y no es un apodo, es un nombre que se queda casi corto.

Es estupendo llegar a tu habitación después de haber pasado anteriormente por el resto para ver si estaban, llamar a todos para ver cuando es el momento exacto de bajar a cenar, echarte la última birra en la cama charlando tras unas horitas de fiesta, despertarnos con una llamada de teléfono, correr por los pasillos, jugar al fútbol con una bola de espuma y que te riña un vecino, mandar a tomar por el culo el palo de una aspiradora mientras juegas al beisbol, dejar cualquier sorpresa en la puerta mientras corres a esconderte sabiendo que te van a descubrir de todos modos, asustar al personal subiendo con una escalera a tu balcón o tirando huevos a la ventana...

Tantas y tantas cosas que no se olvidarán y que se echará de menos.

martes, 24 de junio de 2008

Seguiré jugando a ser...

En este caso, no salían las palabras, de ahí el retraso. Esto se va acabando, se nota en el ambiente, en los viajes al aeropuerto, en las conversaciones de recuerdo de lo que fueron estos meses.

Intento ponerme la venda antes de que pase nada, procurando que sea lo más suave posible. Aún así no te asegura nada y podría decir que funciona porque no veo la sangre, pero esto son lesiones internas sin ningún tipo de anestesia.

Ahora no me preocupo de meter ruido cuando me levanto ni de dejar la llave en algún lugar secreto, pero preferiría hacerlo. La habitación está más blanca, no lo digo yo, lo dicen los que entran y es porque le falta el color que tenía durante todo el año. El color que le daba la sabiduría de quien se hospedaba y de la cantidad de gente que acudía cada minuto. Entre ellos, la que hoy fuimos a decir 'Hasta luego'. Se fue como imaginaba, con sus lágrimas, pero espero que con una sonrisa tan larga como su nick de messenger. Yo la tengo porque solo me salen los buenos recuerdos en esos momentos. Será la venda o las ganas de que llegue cualquier 23 de abril, pero me alegra que sea así.

Nunca fui buen 'disyokei', pero las palabras a veces no salen como a uno le gustaría, es ahí donde entra en juego cualquier canción. Esta podría valer salvo por el título, que no es del todo acertado...

domingo, 22 de junio de 2008

Del civismo

Ayer vivimos uno de esos ejemplos de civismo que no serían portada de ningún periódico ni telediario. Íbamos en el metro y en una de las paradas se montaron tres chavales un pelín borrachos, uno de ellos se dio cuenta de que se le había olvidado pagar el viaje y le pidió a uno de sus amigos que lo hiciera. Mientras éste le clicaba el bono se quedó obstruyendo la puerta por lo que el tren no avanzaba. En esto que se levanta una señora que tendría unos 60 años o más y con un cabreo enorme mete un empujón al tío que lo envió un metro más allá (era un pavo bastante fornido, de esos que es mejor tener de amigo). Entre las ganas de venganza y el pedo que llevaba se metió de nuevo al tren y fue directo a la señora a demostrar su chulería y unos atisbos de agresión. A la vez, se levantó un hombre de la misma edad que la señora a defenderla e intentar hacer frente al chico cabreado, con el consiguiente cambio de presa para la descarga de la ira.

Tras el encaramiento y cuando pensabas que la cosa podía acabar mal pasó un ángel que calmó el asunto, los tres chavales se sentaron finalmente y asombrosamente, el señor se sentó con el empujado y le pasó el brazo por encima del hombro mientras hablaban e incluso reían con normalidad. Finalmente, uno de los tres amigos se levantó y se dirigió a la señora en lo que pudo ser un ‘Perdón’.

Si piensas que en tu país podría haber pasado algo grave en esta situación, es que quizá tu país necesite echar un vistazo y tomar ejemplo de uno mucho, mucho, mucho más civilizado que el tuyo.

En fin, que nos queda mucho por aprender.

viernes, 13 de junio de 2008

Siempre nos quedará DK

Tras muchos días de retraso debido a las ocupaciones típicas de estas fechas, me dispongo a contar el que ha sido el penúltimo viajecillo (el último será el de vuelta) que me llevó por tierras danesas. Hubiera sido una pena no haber aprovechado la oportunidad de visitar un país, que es la mitad de Castilla y León, tras diez meses aquí.

Así que con las ganas cogimos carretera y manta acompañados de un mapa Dinamarca y un par de guías con los puntos más interesantes señalados. Nos fuimos seis españoles de la resi y un francés (Thierry) a surcar las carreteras en una furgoneta. Cinco días que han dado para mucho, entre otras cosas para ponernos como un tito, porque el calor que ha hecho todavía no se ha olido en el sur de Europa.

Nos perdimos entre preciosos acantilados de caliza escondidos tras un bosque.

Nos montamos en un barco Vikingo cual piratas en Roskilde.

Visitamos al escritor de cuentos infantiles Christian Andersen rodeados de coches antiguos en Odense.

Fuimos niños en Legoland: un parque temático con unas increíbles maquetas hechas con piezas de Lego.

Dormimos en un bosque que fue nuestra habitación por una noche rodeando a una hoguera y sacudiendo las manos para espantar la nube de bichos que nos acribillaron a picotazos.

Saludamos a la minicopenhague Arhus en bicis de préstamo.

Cumplimos con otra de las ciudades más grandes del país: Alboorg.

Rezamos en un cementerio vikingo.

Pasamos la siguiente noche en un camping a la orilla del mar.

De repente fue como si nos encontráramos en mitad del Sáhara en las dunas de Raabjerg Mile.

Nos mojamos los pies donde se juntan los mares Báltico y del Norte, en la zona más septentrional de Dinamarca.

Nos colamos en otro camping hartos de dar vueltas según bordeábamos una costa oeste llena de playas.

Conocimos a los cuatro centinelas que simbolizan la unión del mar con el hombre en Esbjerg…

…mientras bajábamos a la ciudad más antigua: Ribe.

Descubrimos como todavía es posible que la carretera acabe en la misma arena de playas kilométricas repletas de coches, gente y de alguna que otra medusa. Todo ello en Rømø.

Y como no podía ser de otro modo, acabamos el viaje en la ciudad que nos lleva acogiendo durante los últimos 10 meses. Con la enésima foto en la Sirenita y acaparando todas las miradas en Nyhavn.

Esta canción la cantaron: Jaime, Lili, Yo, María, Guille, Therry y Mary.

domingo, 1 de junio de 2008

Ven a la 603

Como si de una premonición se tratara, esta noche mientras dormía se ha caído uno de los pósters que tengo colgado en la pared.

Digo lo de premonición porque ésta será la última vez que dormiré en esta habitación y he de quitar y recoger todo para dejarlo tal y como estaba.

Pensando ahora en cómo llegué hasta aquí, recuerdo la angustia de los primeros días hasta que recibimos el esperado mail de “Tenéis sitio donde dormir”. Parece mentira pero aquí llegamos sin un hueco donde dejar las maletas, de hecho, las primeras noches las pasamos de acoplados y en un hostal de mala muerte con una cama en forma de U. Pero de eso ya casi ni me acuerdo. Cuando vi este lugar me sentí en el mismísimo paraíso: baño propio con ducha, nevera con un mini congelador, un par de fuegos y hasta televisión. Lo primero que hice fue acoplar el ordenador y mientras sonaba la música, guardar todas mis pertenencias en los armarios. Y ahora los recojo al ritmo de la misma música o quizá otra.

Como ya dije en una entrada anterior, me mudo a la planta de abajo, a la habitación de Jimmy en concreto, dejando aquí recuerdos, pensamientos, grandes momentos, obras culinarias, desorden, orden, manías, manchas…

Todo, en la que fue mi guarida durante 9 meses, la 603.