martes, 12 de agosto de 2008

Seguridad laboral

Un día sales al patio de tu casa y te das cuenta de que la tubería que baja junto a la ventana no adorna bien el tejadillo que montaste días atrás. Por eso quieres cubrirla con un cajetín de madera que le dé un aire antiguo.


Total, que coges el capítulo de Bricomanía que se encarga de tapar una tubería que hace feo y justo donde el presentador dice que “ante todo seguridad”, pues nos lo pasamos por el forro de la entrepierna y qué más da si te tienes que subir un par de metros haciendo malabarismos. Como si tienes que escalar el K2 con chanclas, da igual. El caso es taparlo.


Como debes hacer taladros a cierta altura usas la escalera común que todos tenemos en casa pero que solo es útil cuando quieres limpiar los rodapiés. No te llega. Por ello coges un par de caballetes y una tabla para ganar centímetros y pones la escalera encima. Prueba superada, ahora ya llegas.


Otro de los requisitos para trabajar sin peligro es un calzado fuerte, y si puede ser con punta dura, mejor. Pero como no todo el mundo tiene uno de esos, te pueden valer los zapatos de la última comunión a la que fuiste si ya están para tirar (quizá no se vea bien pero es cierto).


No entiendo mucho de riesgos laborales pero lo anterior podría englobarse en la seguridad previa al inicio de la obra. Pero claro, durante la misma siempre surgen problemas del tipo “¡Mierda, me he dejado los tacos y los tornillos abajo!” o “Vaya atornillador eléctrico pufero que se queda sin batería cuando más lo necesitas”. Lo primero lo solucionas llamando a tu hijo para que te los alcance, total, no está haciendo nada de provecho. Y para lo segundo pues usas algo que gire más rápido que tu mano y así terminas antes: el taladrador, que lo mismo te vale para hacer un agujero en una pared de hormigón que para apretar los tornillos de un reloj.

En fin amigos, fácil, sencillo y para toda la familia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sí señor! así se hacen las cosas. Los casos, areneses, puntas de acero son para maricones, menos mal que todavía quedan hombres de verdad... ;)