domingo, 18 de mayo de 2008

Ratoncito Pérez

Aunque no se me haya caído un diente, esta tarde pasó por mi casa el Ratoncito Pérez. Llegaba de la universidad de estudiar y había un paquete en la puerta con forma de caramelo y una nota enganchada en él. Dentro había un pequeño bote de gel de afeitar (perfecto para viajes), justo como el que se me venía antojando desde que se acabó el que me traje.

Desde hacía unas semanas estaba gorroneando la espuma a Jimmy mientras esperaba a que mis padres me trajeran un botecito del Mercadona. Y como ellos no se acordaron del encargo continué abusando de su confianza. Ya ni siquiera le devolvía su propio bote tras cada afeitado.

La nota rezaba:

“Nunca compartiría el cuarto contigo
si no lucieses un perfecto afeitado”.

Esto viene al hilo de que el próximo mes me mudo a vivir a su habitación. Como yo tengo curso intensivo y no pisaré mucho por casa, pues está bien pensado lo de ahorrarse la mitad del alquiler. Probaré como es la vida de pareja durante 30 días con sus “baja la tapa del retrete” o “roncas como un oso” incluidos.

En fin, prometo afeitarme mientras tú lleves un buen perfume. ;)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sabes perfectamente que el ratoncito Pérez no existe y de todos modos es tradición española así que vete buscando algún otro culpable.

Tema aparte, no suelo roncar (solo cuando bebo) y la tapa siempre estará bajada, así que también tendrás que buscar otra excusa si quieres arruinar nuestra amistad... :)