martes, 11 de noviembre de 2008

En dos ruedas

Hace unos días se escuchó en las noticias que los motoristas iban de manifa porque los guardaraíles se llevan vidas y miembros del cuerpo. A parte de otras cosas que les pertenecen por igualdad de derechos. Está claro que no es lo mismo ir en moto que en coche. Para el mismo accidente, en coche lo mismo tienes la posibilidad de rellenar el parte, pero si vas en moto, no lo cuentas.

A parte de los derechos que reclaman con absoluta razón, también está claro que cada vez hay más gente que va en moto y que es una alternativa clara y buena al tráfico horroroso de la ciudad. Y además se aparca mejor.

Pues bien, cuando se vayan a quejar por los guardaraíles y por las demás cosas, que también comenten la existencia de un tercer carril entre las dos filas habituales de coches en cualquier vía de acceso a la ciudad, por ejemplo. Sí, porque yo puedo entender que mientras esperas a que el semáforo se ponga en verde, las motos quieran avanzar y vayan por el medio. Solo rezar para que a uno no le dé por abrir la puerta y la líe parda. O incluso por tu derecha. Vale, pongo un poco de mi parte. O mejor dicho, lo puse hasta que aquel imbécil, que iba con su pedazo de moto con unas barras para apoyar sus zapatos de punta, en la tarea de esquivar espejos retrovisores me rozó el coche levemente, pero me lo rozó. Y lo que también me rozó fueron los huevos. Yo estaba parado y con cara de tonto.

Otro día, un motorista cabreado levantaba el brazo en señal de protesta porque, por casualidad, otro coche y yo íbamos a la par y no podía pasar por el medio. Yo iba normal, no iba haciendo eses ni nada por el estilo, pero evitando en todo momento que pase nadie. Punto. No soy quién para cuidar a nadie, pero quizá fue bueno para él, porque un bocadillo de moto no tiene que estar nada bueno.

Y para acabar con el anecdotario de cagadas en la carretera, hoy vi a un tipo adelantando a una furgoneta por el arcén. Y el siguiente era yo, que justo iba a desviarme a la derecha. Se debió de cortar al ver mi intermitente 100 metros antes de torcer.

Mención a parte los de telepizza. Y por cuatro duros.

Valladolid celebra todos los años una de las concentraciones moteras más importantes de Europa y lo curioso es que es cuando más confiado puedes ir, no sé por qué. Lo jodido es el día a día.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Chachoooooo! ¿¿¿Actualizamos o qué!!!!

:) Nos vemos en breves

Anónimo dijo...

No me jodas Charly, no puede acabar un libro de semejante manera, somos varios los sedientos de tus palabras regadas con sabiduría... ;)

Abrazo ko!