sábado, 21 de febrero de 2009

Dilema

Estas son las situaciones:

1) El otro día fui a una librería para encuadernar un taco de hojas, pero resulta que ya tenía las tapas y el canutillo. Con cierta vergüenza y timidez le pregunté a la dependienta que si me podía hacer el favor de hacerme los agujeros, pensando incluso que le estaba echando un poco de cara. Llegué a decirle que si tenía mucho trabajo que lo podía hacer yo perfectamente. Me dijo que no me preocupase, me hizo los agujeros en un minuto y yo le pregunté, por educación, que si le debía algo y ella contestó:

- Pues si, 30 centimos.

Me lo dijo con el tono ese de “si te piensas que te va a salir gratis, vas listo”. Sin problema alguno se los di y me fui.

2) Hace algo más de tiempo acudí al zapatero porque se me estaba despegando una cosa del zapato. Del mismo modo le pregunté que si le debía algo y me dijo que no, que no le había costado nada. Sucede algo parecido si vas a hacerte un agujero en un cinto, no te suele cobrar.

Obviamente, en ninguno de los casos el problema es el dinero, porque nadie se va a hacer rico ni pobre por 30 céntimos. La cuestión es el detalle. Yo entiendo que es su trabajo y que comen de eso, pero en el primer caso me dan ganas de ir a cualquier otra librería (porque cerca de una facultad no es la única) y en el segundo, estoy seguro de que si tengo que escoger una zapatería lo tengo claro. ¿Estaré equivocado? He ahí mi dilema.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gran comparación. Esta claro que todos haríamos lo mismo.
Hace poco fuí a un bar en el que te ponen una tapa de jamón del bueno con pan recién calentado, y el camarero es agradable y te pregunta que si te ha gustado.
¿Quién no volvería a este lugar?
Estamos en las mismas, lo que cuenta es el detalle y el trato