miércoles, 11 de febrero de 2009

Presuntas dimisiones

Malos tiempos corren para la política. Si es que alguna vez fueron buenos. Me refiero a la credibilidad y confianza de la que presume la clase política que nos dan. Malo es que los que están no sepan poner cuerdas al burro estancado en el barro. Lo peor es que los del otro lado no tienen pinta de poder hacer mucho más. Me explico.

De todos es sabido que el Gobierno no sabe o no puede hacer nada por salir de ésta, cualquier actuación será inútil antes de llevarla a cabo. Me da igual que vaya el presidente a la televisión a ver cómo la gente le dice “¿qué hay de lo mío?” o que hagan previsiones sobre las previsiones ya previstas. El problema no es siquiera que por enésima vez no se pongan de acuerdo ni en quién saca primero ni quién elige campo. Lo más grave del asunto es que piensas que la alternativa haría lo mismo: nada.

El tema es que tanto ZP como Rajoy tienen su circo bien montado. El primero porque en vez de payasos tiene a Ministros de Fomento e Industria y en vez de domar leones ha de controlar a los banqueros, que son para darles de comer aparte también. Y el segundo porque se le escapan los monos de la jaula a buscar la comida en el bolsillo de los demás.

Y este es otro asunto. Parece que va siendo normal que cada dos días aparezcan noticias sobre corrupción y demás negocios turbios. De todos es sabido que los políticos han robado, roban y lo harán toda la puta vida porque los españoles somos así. Lo que ya es cachondeo y recochineo es que encima tengamos que escuchar que “yo no tengo nada que ver” o que “solo pasaba por allí”. Estoy de la presunción de inocencia hasta las narices. Ya el simple hecho de escuchar su nombre metido en el marrón tendría que servir para que se les cayera la cara de vergüenza y se fueran a su casa con el rabo entre las piernas.

Pero pedir la dimisión a un político es predicar en el desierto. Tú vas a un tío de estos que ha echado mano al bolso público a solicitar su dimisión y se ríe en tu cara: “¿pero tú sabes lo que se gana con esto, chaval?”. Por poner un ejemplo: ¿Acaso alguien duda de que el Presidente de la Diputación de Castellón (Carlos Fabra) es un delincuente? Me da igual el partido, la ciudad, la región o el ayuntamiento al que se vayan a robar. Me da igual la excusa: corrupción, espías... Aquí hay mucho cerdo metido tomándonos el pelo, pero como somos fanáticos de nuestros líderes demostramos la cuadratura del círculo si hace falta. Los cabrones, de toda la vida, son de izquierdas y de derechas, del Barça y del Madrid, con bigote y sin bigote… y lo que tendrían que hacer los responsables de esos sinvergüenzas es apartarles hasta que se demuestre su inocencia, precisamente. Que luego dirán que si decimos.

Editado: corregida una grave falta de ortografía debida exclusivamente a un error tipográfico y no al desconocimiento de las reglas básicas de la ortografía. Gracias al lector que atento me avisó.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El problema es que la cuadratura del círculo no es un problema tan abstracto y sentimental como parece...y hoy en día cualquiera es capaz de demostrarlo....

A ver si para la prox hablas un poco más para los que semos politico-apartidistas, porque se me acaban los recursos para poder comentar aqui eh?

Se feliz