sábado, 19 de septiembre de 2009

¿Qué pinto yo aquí?, dijo un torito en Tordesillas

Es un tema controvertido, lo sé. Sabemos en qué consiste el Toro de la Vega: matar a un toro a lanzazos. No hay más. Al ganador le dan los testículos como parte del premio (supongo que le darán dinero pues sino...). De veras que he hecho el esfuerzo de encontrarle el sentido a la gente que se presenta en esta fiesta del crimen a acuchillar a un animal. Y nada.

Seguro que la gran mayoría de esos que van a caballo o a pie se vanaglorian de querer mucho al toro y de cuidarlo. No sé si querrán a su familia en el mismo grado. Se excusan muchas veces en que como también matamos a pollos y vacas en el matadero, pues los que comemos carne nos tenemos que callar y dejar hacer. Pues no, de lejos no es lo mismo. Estamos hablando de la cadena alimenticia, esa que nos permite mantenernos vivos a los humanos y al guepardo que caza un ñu en el documental de la 2. Hay un reglamento para los mataderos que impiden matar a un pollo con alfileres hasta que fallece. O eso espero. Por eso no es lo mismo. De regalo escuché ayer un argumento que iba más allá del pollo, y que comparaba esta fiesta con el cruel asesinato de un tomate.

A menudo se escucha también aquello de que el animal está en igualdad de condiciones. A la vista está que no. Si no, cada año moriría más de uno y de dos. Las posibilidades de morir que tienen un garrulo de esos y el toro no son ni de lejos las mismas, para empezar porque siempre se muere el mismo. Además, como en este país somos así, la palma uno y ya estamos buscando culpables en todas partes, en vez de ser consecuentes y ser conscientes de que si uno juega con fuego se quema, y punto. Si ya lo dijo Ana Botella: "Es invierno y en invierno nieva". Pues eso.

El problema de esa gente es que la violencia no para en el toro. Amenazan a todo aquel con cámara que tenga pinta de grabar eso para criticarlo, lo cual, me indica que hasta ellos mismos se avergüenzan de lo que hacen. Por no hablar de la bienvenida que ofrecen a los antitaurinos y asociaciones varias.

Esta violencia gratuíta describe perfectamente a una sociedad anclada en las cavernas y que impide su avance. Se pasan el año esperando que llegue el día de matar cruelmente a un animal. Que el ocio y el entretenimiento de cuatro retrasados dependa de ésto es para hacérselo mirar. Y luego les dará pena un perro abandonado en el arcén.

1 comentario:

Jaime dijo...

Primo, estamos poco actualizadores, ¿eh? Yo igual macho, que pocas ganas de gritarle al mundo... :) ¡Cuídate!