domingo, 22 de junio de 2008

Del civismo

Ayer vivimos uno de esos ejemplos de civismo que no serían portada de ningún periódico ni telediario. Íbamos en el metro y en una de las paradas se montaron tres chavales un pelín borrachos, uno de ellos se dio cuenta de que se le había olvidado pagar el viaje y le pidió a uno de sus amigos que lo hiciera. Mientras éste le clicaba el bono se quedó obstruyendo la puerta por lo que el tren no avanzaba. En esto que se levanta una señora que tendría unos 60 años o más y con un cabreo enorme mete un empujón al tío que lo envió un metro más allá (era un pavo bastante fornido, de esos que es mejor tener de amigo). Entre las ganas de venganza y el pedo que llevaba se metió de nuevo al tren y fue directo a la señora a demostrar su chulería y unos atisbos de agresión. A la vez, se levantó un hombre de la misma edad que la señora a defenderla e intentar hacer frente al chico cabreado, con el consiguiente cambio de presa para la descarga de la ira.

Tras el encaramiento y cuando pensabas que la cosa podía acabar mal pasó un ángel que calmó el asunto, los tres chavales se sentaron finalmente y asombrosamente, el señor se sentó con el empujado y le pasó el brazo por encima del hombro mientras hablaban e incluso reían con normalidad. Finalmente, uno de los tres amigos se levantó y se dirigió a la señora en lo que pudo ser un ‘Perdón’.

Si piensas que en tu país podría haber pasado algo grave en esta situación, es que quizá tu país necesite echar un vistazo y tomar ejemplo de uno mucho, mucho, mucho más civilizado que el tuyo.

En fin, que nos queda mucho por aprender.

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