miércoles, 5 de diciembre de 2007

Cuando solo llueve en el patio

Hoy me he levantado y, como siempre, lo primero que hago es mirar por la ventana. Estaba muy nublado pero no veía reflejar la lluvia así que tenía menos excusas para quedarme en casa. Después de una ducha caliente, desayunar y prepararme algo de comer para pasar el día en la universidad, salgo al pasillo, cierro la puerta y miro hacia el patio y compruebo que caen chuzos de punta. Tras unos segundos, sale Sita de la habitación y hace lo mismo que yo. Curiosa la escena de los dos mirando al patio y cada uno en un extremo del pasillo.

- ¿Has visto como llueve? Así no se puede ir.
- Venga, que nos ponemos la capa de lluvia y no nos mojamos.
- Jo, no quiero.

Total, que bajamos a por las bicis y nos pertrechamos para ir a la universidad. Salimos a la calle y resulta que no llueve. Por si acaso no nos quitamos la capa y arrancamos rumbo a la DTU. A medio camino dice Sita:

- Me la voy a quitar que no está lloviendo. Aunque basta que me la quite para que empiece otra vez.

Pues dicho y hecho: empezaron a caer unas gotitas y decidió ponérsela, con la mala suerte de que va y se la rompe a la altura de la cabeza. Por fin, a la media hora, llegamos al destino no sin antes haber sido objeto de mofa por parte de algunos viandantes y paisanos que esperaban al autobús. Y no me extraña, parecíamos sacados de E.T. cuando vuelan con la bici a la altura de la Luna, aunque nosotros teníamos los pies en el suelo, concretamente cerca de los charcos.

En fin, que depende donde mires, llueve o no. Así es la vida en CPH.

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