sábado, 23 de febrero de 2008

De la visita: día 1

Llegaron vivos y sin incidencias. A los que no confiaban en ello, dos tazas.

Nada más llegar a casa tras una ‘larga’ caminata desde la estación hasta casa tocó tomar el primer contacto con ese estupendo método de transporte que no usaban desde antes de la confirmación. Fue fácil ir a hacer algo de compra. Para Valse algo más complicado porque la bici no iba con frenos, a pesar de haber estado toda la mañana arreglándola.

Como un buen anfitrión les hice una de mis especialidades culinarias: patatas fritas con salchichas, fritas también, por supuesto. Luego gastamos varias horas jugando al ‘Señor del 3’ con la griega cachonda y mientras intentábamos sacar morbo de cualquier contacto corporal. Yo siempre doy besos castos. Los no castos me los guardo para otro, ¿verdad Jimmy?

Pillamos la bici de nuevo camino a Kampsax (un bareto de la uni) y al primer cruce el Valse da con sus huesos en el suelo por intentar subir por un bordillo:

- ¿estás bien?
- Si, si gracias.

Pues al segundo cruce yo no pude controlar la mierda de bici sin frenos y el que besó el suelo a modo Papa fui yo. Mi habilidad hizo que no pasara a mayores la cosa. Lo demás es fiesta que ya sabemos todos de qué trata. Y a sobar juntitos pero no revueltos.

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